¿Necesitas defenderte pero no tienes dinero para un abogado? En ese caso, podrías buscar un abogado de inmigración Pro Bono — ofrecen ayuda legal sin cobrarte un centavo. ¡Puedes encontrar al más cercano a ti!

Lee historias sobre cómo los abogados Pro Bono ayudaron a personas con sus problemas de inmigración.

1. Carolina – Una madre luchando contra la deportación

“Iba manejando de regreso a casa después del trabajo en Texas cuando me detuvieron las autoridades migratorias. Soy madre soltera de El Salvador y tengo dos hijos pequeños nacidos aquí. Me detuvieron y no tenía dinero, ni abogado, ni nadie que hablara por mí. Pensé que me deportarían y que nunca volvería a ver a mis hijos. Entonces alguien me habló de una abogada de inmigración Pro Bono. No me pidió ni un centavo, pero estuvo conmigo en todo momento. Me ayudó a quedarme con mis hijos y a solicitar asilo. Nunca olvidaré lo que hizo por nosotros. Gracias a ella, sigo aquí.”

2. José y Maritza – Detenidos en la frontera con su bebé

“Mi esposa Maritza y yo cruzamos la frontera con nuestra bebé para escapar de la violencia en Honduras. Nos separaron justo al llegar. Me llevaron detenido y ella no sabía dónde estaba. Teníamos mucho miedo. Luego apareció una abogada de un programa Pro Bono. Nos ayudó a reunirnos y luchó por nuestro caso. No teníamos dinero, pero eso no le importó. Solo quería ayudar. Gracias a ella, seguimos juntos y ahora tenemos protección legal. Cambió todo para nosotros.”

3. Miguel – Trabajador del campo acusado injustamente

“Llevo años trabajando en los campos de California, con honestidad y en silencio. Un día, llegaron agentes de inmigración al trabajo. Me acusaron de fraude de identidad, algo que nunca hice. Me detuvieron y enfrentaba la deportación. No sabía ni cómo defenderme. Conocí a una abogada Pro Bono a través de un grupo de apoyo a trabajadores migrantes. Me creyó. Demostró que era inocente y logró que retiraran los cargos. Nunca me pidió dinero. Me devolvió la vida.”

4. Lourdes – Una orden final después de perder a su esposo

“Viví en Florida más de diez años con mi esposo, quien era ciudadano estadounidense. Él estaba tramitando mis papeles, pero falleció repentinamente. Después de eso, recibí una orden de deportación. No tenía ingresos ni a nadie que me ayudara. Un centro legal me conectó con una abogada Pro Bono. Me ayudó a reabrir el caso y presentó una solicitud bajo protecciones especiales que ni siquiera conocía. No me trató como un expediente, sino con respeto. Hoy vivo legalmente en el país y hasta soy voluntaria en el mismo centro para ayudar a otros.”

5. La familia Rivera – Hijos en riesgo de deportación

“Vinimos de Guatemala porque mi esposo recibió amenazas por su trabajo contra la corrupción. Entramos con visa de turista, pero tuvimos que quedarnos. Un día recibimos una notificación: nuestros hijos adolescentes serían puestos en proceso de deportación. Me moría de miedo. Entonces un grupo de estudiantes de derecho y su profesor tomaron nuestro caso como parte de una clínica legal Pro Bono. No solo nos ayudaron con papeles, pelearon por nuestra familia como si fuera la suya. Hoy nuestros hijos tienen protección legal y pueden estudiar tranquilos. Siempre estaré agradecida.”

6. Esteban – Detenido camino al trabajo

“Como cada mañana, iba rumbo al trabajo cuando fui detenido por agentes migratorios en un operativo dirigido. Llevaba ocho años viviendo aquí. Tengo una esposa, un hijo pequeño y otro en camino. Me llevaron, y mi esposa no sabía dónde estaba. Ella buscó ayuda y un grupo comunitario la conectó con un abogado Pro Bono. Él logró que saliera bajo fianza y presentó nuestro caso ante la corte. Mostró cuánto me necesita mi familia. Nunca nos cobró nada. Gracias a él, sigo aquí, trabajando y abrazando a mis hijos.”

7. Valeria – Adolescente sola tras la detención de sus padres

“Tenía 17 años cuando detuvieron a mis papás en una redada en su trabajo. Llegué de la escuela y ya no estaban. No sabía qué hacer. Tenía miedo de que los deportaran y quedarme sola. Alguien de mi iglesia me ayudó a contactar a una abogada de inmigración Pro Bono. No me pidió dinero. Me escuchó y me ayudó a presentar documentos para evitar que deportaran a mis papás tan rápido. También me ayudó a aplicar a DACA. Hoy sigo estudiando, y mis papás están peleando su caso. Me sentía perdida hasta que ella apareció.”

8. Ramón – Víctima de fraude enfrentando la deportación

“Un notario falso me quitó el dinero y me prometió ayudar con mis papeles. En vez de eso, presentó formularios mal hechos y terminé con una orden de deportación. No me enteré hasta que llegaron agentes de inmigración a mi casa una mañana. No sabía qué hacer. Después de esa estafa, no confiaba en nadie. Pero un centro comunitario me conectó con un abogado Pro Bono. Revisó mi caso, pidió reabrirlo y denunció el fraude. Me trató como persona, no como un número. Me explicó todo y no me cobró nada. Me ayudó a limpiar mi nombre y a recuperar la esperanza.”

9. Camila y Luis – Padres que quieren quedarse por su hijo

“Mi esposo y yo vinimos de Ecuador hace más de diez años. Trabajamos duro y en silencio. Nuestro hijo nació aquí, en Estados Unidos. Pero el año pasado nos dijeron que teníamos que irnos. Teníamos mucho miedo de separarnos de él. No podíamos pagar un abogado, pero alguien nos habló de una organización que conecta a familias como la nuestra con abogados Pro Bono. El nuestro fue amable, paciente y sabía exactamente qué hacer. Presentó una solicitud por dificultad extrema y nos ayudó con todo. Hoy seguimos aquí, juntos, porque alguien nos dio la oportunidad de ser escuchados.”

10. Sergio – Detenido en una redada en el tren

“Ese día solo iba camino al trabajo, como siempre, tomando el tren. De pronto, unos agentes empezaron a pedir documentos. Yo no tenía ninguno. Me bajaron ahí mismo y me llevaron a un centro de detención. No sabía cuánto tiempo estaría ahí, ni si volvería a ver a mi esposa. Fue una pesadilla. Un compañero detenido me habló de una organización que conecta a personas como yo con abogados Pro Bono. Un abogado me contactó, revisó mi caso y logró que pudiera salir con fianza. Me explicó todo con claridad y me ayudó a presentar una solicitud de cancelación de deportación. Nunca me pidió nada a cambio. Hoy estoy en casa con mi familia, luchando con dignidad por mi futuro.”

11. Paola – Amenazada con ser deportada mientras cuidaba a su madre enferma

“Llevaba años cuidando a mi mamá, que está muy enferma. Aunque no tenía papeles, siempre trabajé y nunca tuve problemas. Pero un día me llegó una carta: tenía que presentarme o saldría una orden de deportación. No tenía cómo pagar un abogado, y sentía que todo se me venía abajo. Una amiga me habló de un abogado Pro Bono. Me costó confiar, pero lo intenté. Él tomó mi caso sin pedirme ni un centavo, preparó la documentación médica y presentó una solicitud de aplazamiento de deportación por razones humanitarias. Gracias a él, pude quedarme y seguir cuidando a mi madre. No sé qué habría hecho sin esa ayuda.”

By


AI-Assisted Content Disclaimer

This article was created with AI assistance and reviewed by a human for accuracy and clarity.